Razones para Visitar Praga en el Invierno
Los inviernos no son terriblemente fríos. Pero debido a su humedad, incluso -5 grados Celsius (23 Fahrenheit) parecen fríos. Es el tipo de frío que se siente en los huesos. Se mete dentro de su piel y tan solo una sopa caliente lo volverá a calentar.
Durante el invierno, el sol no sale demasiado. El cielo usualmente está cubierto con una sábana de nubes y el aire es gris. El persistente gris es mi mayor queja con respecto a la ciudad en invierno. Si se despierta de mal humor, el cielo de invierno tan solo puede empeorar su día.
Existen muchas razones para venir a visitar Praga en invierno. La mejor razón es la falta de turistas. En el invierno es cuando los locales se apoderan de la ciudad. Los turistas aún están aquí pero no se acercan a la cantidad que abunda durante el verano. En el invierno, no se necesita parar a las 5am para disfrutar de un espacio con aire libre en el Puente Charles. En invierno, incluso en la tarde, podría tomar una foto del Puente con tan solo unas cuantas personas ahí.
Sin filas, sin niños gritando, sin empujones ni demostraciones. La ciudad es toda suya. Todo está abierto, todos los museos, las edificaciones, los shows de ópera. Y en días realmente fríos, se puede calentar en un autobús de tour con calefacción y escuchar con sus audífonos mientras el guía le comenta datos sobre la ciudad afuera de su ventana.
Si decide venir en invierno, quizás quiera planear su viaje cerca del festival de Navidad. El festival de Navidad es todo lo que desea que Navidad sea – Praga se convierte en un mercado al viejo estilo donde los comerciantes instalan pequeñas cabinas de madera y venden artesanías, manualidades y juguetes hechos a mano. Los puestos venden dulces Bohémicos y vino caliente vaporoso. Con el fondo de un gran árbol de Navidad y artistas cantando villancicos tradicionales, se garantiza una alegría.
Unas cuantas semanas después, el Festival de Invierno comienza a principios de enero. Este festival mundialmente conocido cuenta con ópera, música clásica, fino vino y cenas elegantes. El festival es para aquellos que disfruten del interior de una catedral de cuatrocientos años de edad y deseen ser deleitados con una noche de violines, altos techos pintados, esculturas del bebé Jesús, y sorbos de vino de todo el mundo.