La Ruta Real
Entre los siglos XV y XVI, los monarcas Checos, en su protocolo de coronación, tenían que desfilar por esta ruta. A lo largo de los años esta procesión – que va desde la Corte Real hasta las alturas del Castillo de Praga – que fue llevada a cabo por las dinastías de Leopoldos, Fernandos, Carlos, Josés, y por Alberto II de Habsburgo, quien fuera el primero de ellos, en el año de 1438. Aunque la Ruta Real es de por sí antigua, su fama surgió apenas desde 1955, después de la reconstrucción de muchos de los edificios que la escoltan.
La ceremonia de coronación era un evento masivo; las construcciones a lo largo del camino eran suntuosamente decoradas, y los Praguenses colmaban las calles… su cantidad exacta, claro está, dependía de la popularidad del soberano. Al llegar al Castillo y dentro de la Catedral de San Vito, el monarca era coronado y ungido con aceite bendito.
A pesar del tiempo transcurrido desde la última vez que la Ruta Real fuera recorrida por la sangre azul en 1836, ésta se sigue siendo un recorrido digno para un rey, rodeado como lo está de una singular muestra de arquitectura; es un increíble arreglo de casas, portales, construcciones religiosas y el mundialmente famoso Puente Charles.
Longitud: cerca de 2.5 km (1.5 millas). El recorrido tarda de 90 minutos a dos horas (a un paso relajado). Punto inical: Namésti Republiky. Para llegar ahí: Línea B Amarilla estación de metro Namésti Republiky. Al terminar tu paseo, podrás tomar el tram 22 para regresar al centro desde el Castillo.
Lugares para detenerse: Descansa bajo los toldos (o en las cavas Góticas si vas en invierno) de los cafés al aire libre de la Plaza del Barrio Antiguo. Te toparás también de un montón de cafés y restaurantes por Malostranské náměstí a lo largo de Nerudova.
1. De la Torre de Pólvora a La Plaza del Barrio Antiguo. Iniciando en Náměstí Republiky, da vuelta hacia tu izquierda hacia el precioso Palacio Municipal, eclipsando a la ennegrecida estructura Gótica de la Torre de Pólvora. Cuando fue construida en 1475, la Torre se conectaba con el Palacio Real, hasta que el Rey Vladislav Jagellonský decidió mudarse hacia el Castillo de Praga, bajo el principio de que éste último lugar era mucho más seguro. En el día de la coronación, el monarca por coronarse saludaba a los más importantes representantes de la ciudad desde la Torre de Pólvora.
Avanzando por Celetná, estás en una de las calles más antiguas de Praga. Cuyo nombre se deriva del tipo de pasta que se elaboraba aquí. Si gustas de probar estas pastas Checas, pide el ‘trdelník’ de forma tubular y ligeramente similar a una dona, que encontrarás en los comercios turísticos a lo largo de la ciudad. Conforme sigues por Celetná, mira hacia tu derecha hacia la Casa Cubista de la Virgen Negra, denominada así por la imagen que se encuentra en la esquina del edificio. Existen muchos otros inmuebles por esta calle, incluyendo ‘En el Sol Negro’ (no. 8) donde residía la anfitriona de Mozart, Josefína Dušková, y ‘El del Buitre’ (no. 22), la que fuera una cervecería que, sin duda alguna, estuviese llena de parroquianos en festejo los días de coronación.
El extremo de Celetná te deja en la Plaza del Barrio Antiguo, centro histórico de la ciudad, y donde el desfile de coronación tendría que hacer un alto ante la intimidante vista de la Iglesia de Nuestra Señora en frente del Týn, con el fin de recibir los juramentos de lealtad de la Universidad de Charles. De toda esta impactante arquitectura, la pieza maestra de la Plaza del Barrio Nuevo lo representa su Reloj Astronómico, que fue añadido a la torre del Corredor del Barrio Antiguo en 1410 por Mikuláš of Kadaň. Es el más antiguo reloj astronómico en funcionamiento del mundo. Cada hora, el reloj hace una breve obra moralista, representada por cuatro figuras que representan a La Vanidad, La Codicia, La Muerte y El Entretenimiento. La Codicia es representada por un prestamista Judío, lo cual dice mucho acerca del trato que se daba en el pasado a esta minoría. Por debajo de la carátula del reloj se encuentra un calendario pintado por Josef Mánes en 1805. Incluye los nombres de 365 santos, que suelen ser usados para nombrar a los bebés en Praga.
Mientras que al nuevo monarca se le daban honores con una banda en la Plaza del Barrio Antiguo, podrás disfrutar de la fanfarria ejecutada desde lo alto de la torre, hasta las 9pm.
2. A Través de la Calle Karlova sobre el Puente Charles. Con el Reloj a tu derecha, toma nota de la espléndida Casa al Minuto, que a primera vista, tiene la apariencia de un Antiguo Jarrón Griego. De hecho este ‘Esgrafiado’ Renacentista representa a un gran número de gobernantes de La Casa Habsburgo, incluyendo a Felipe II de España. La Casa al Minuto es también, donde Franz Kafka pasó parte de su niñez. Camina por Malé náměstí, hacia Karlova, y por el cruce de Husova, llevándote hasta la segunda parte de Karlova, que es aún más activa que la primera. Como alternativa, se tiene una ruta mucho más tranquila continuando hasta el final de Husova, hacia Mariánské náměstí, entonces doblando a la izquierda a través del portal y avanzando por los predios del Clementinum – actualmente funcionando como Biblioteca Nacional de la República Checa. Por cualquiera de estas opciones de camino, llegarás a la Plaza de los Caballeros de la Cruz, y a continuación, el Puente Charles. Al momento de cruzar el Puente, mira hacia abajo al Vltava, y brinda un pensamiento para los cuatro hombres que brincaron aquí en honor de la coronación de Fernando I en 1527. Pero uno de ellos, ¡que pesar!, murió.
3. Malá Strana: El Pequeño Barrio. Saliendo del Puente Charles por su lado oeste te lleva directamente hacia Mostecká, y al ‘Barrio Pequeño’ de Praga. Aquí el alcalde de la ciudad entregaría las llaves de la ciudad al Rey o a la Reyna, ante una artillería que haría disparos de saludo. De aquí, el desfile continuaría en ascenso a través de Malostranské náměstí, y la pendiente de Nerudova. Al llegar a la cima, la procesión transitaría la por Pohorelec y después por la calle Loretanska, hacia la Catedral de San Vito. Aquí, el nuevo monarca sería ataviado con las Joyas de la Corona Checa, que incluyen el orbe real, el cetro, y la Corona de San Wenceslao. En la actualidad, las joyas se encuentran resguardadas, sólo accesibles bajo la solicitud conjunta de las siete más prestigiadas personas de la ciudad, cada una con su propia llave.