Praga Bajo el Régimen Comunista
Después de la guerra, Checoslovaquia se encontraba como país libre de nuevo, dirigida por el Presidente Beneš hasta el establecimiento de la Guerra Fría. La Guerra Fría impulsó a muchos en Checoslovaquia a pronunciarse en favor de la ideología comunista, la cual iba a lograr dominar el resto de la región (Europa del Este) y por un periodo de unos cuantos años, los pronunciamientos de los comunistas se tornaron más fuertes cada vez, hasta que, en 1948, Beneš renunció a su cargo y permitió que el Partido Comunista tomase el control del país, con Klement Gottwald al frente de la Presidencia.
Cuando el Partido Comunista tomó el poder, los 3.5 millones de personas pertenecientes a etnias Alemanas, que vivían en Checoslovaquia fueron forzadas a regresar a Alemania, a pesar del hecho de que sus antepasados habían vivido en Checoslovaquia durante muchas generaciones. En una de las localidades en donde esto aconteció – Sudetenland – las implicaciones políticas y sociales de esta acción aún se resienten en la actualidad, con un gran número de discusiones que aún se tienen acerca de la legalidad de ésta, así como de sus implicaciones éticas.
El Partido Comunista estuvo en el poder durante 41 años, desde 1948 hasta 1989, y durante este periodo no ocurrieron muchas cosas en términos de política nacional. Casi toda la propiedad privada fue expropiada por el gobierno, y muchas libertades de las que se disfrutaba en la Europa Occidental fueron anuladas para el ciudadano promedio en Checoslovaquia. El país era controlado por un manifiesto de temor y la gente tenía miedo de expresarse en contra de quienes los gobernaba con puño de hierro.
El único evento durante este largo periodo que hizo abrigar alguna esperanza en los corazones de los Checos ocurrió en 1968, y fue conocido como la Primavera de Praga. Ésta fue impulsada por la iniciativa del Presidente Alexander Dubček para darle al socialismo un “rostro humano” y provocó que enormes multitudes participaran en mítines y manifestaciones en apoyo de su idea. Poco después Dubček fue llamado a visitar Moscú, a su regreso, el plan fue abandonado, al tiempo que tanques Rusos avanzaban por las calles de Praga para dispersar a todos aquellos que apoyasen la propuesta. Todo esto provocó que Dubček saliera del poder, para ser reemplazado por Gustav Husák, quien dirigiría al país en las décadas de los 70 y 80.
Aunque la represión a la Primavera de Praga dio por resultado que la parte visible del movimiento fuera eliminada, éste continuó en forma de lucha clandestina. Un grupo llamado Charter 77 surgió y éste vigilaría al sistema político hasta la caída del comunismo.