Praga Hoy
A más de dos décadas de la Revolución Terciopelo y la caída del comunismo, la popularidad de Praga como uno de los principales destinos turísticos de Europa no muestra signos de retroceso. Y aunque ya no es la ganga para los viajeros que alguna vez fue, la capital Checa es una combinación de una historia de suspenso, gloriosa arquitectura, una inmensa variedad de entretenimiento que permanece tan interesante como siempre.
Hoy la República Checa – y Praga en particular – está considerada como un modelo para todos los otros países de Europa del Este que intentan mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos y la situación económica del país. Praga es vista como una ciudad cosmopolita que puede competir con cualquiera de las capitales de Europa Central y Occidental y que ha sabido aprovechar todos los beneficios que ofrece el capitalismo – así como también ha retomado algunos de sus aspectos negativos. El mejor indicador de la condición del país es el hecho de que la República Checa tiene el mayor PIB de todos los países que se han unido a la UE en los últimos 10 años – y la mayor parte de estas ganancias se produce en su capital, Praga.
Independientemente de que la situación financiera de Praga es superior a la de la mayoría de los vecinos de Europa del Este, la transición hacia el estilo de vida democrático y capitalista ha causado algunos problemas, el más obvio es la profunda brecha entre ricos y pobres. Si bien este es un problema que aqueja a cualquier país capitalista, el gobierno Checo necesitará actuar rápidamente para ponerle un freno a esta situación antes de que continúe degenerando.
Una de las cosas más impactantes para quienes visitan la ciudad es que Praga posee un gran número de fumadores. Aunque en el 2006 se prohibió fumar en público, el número de fumadores no parece haber disminuido. Extrañamente, a las personas aún se les permite fumar en los restaurantes, si bien la mayoría de los mismos poseen áreas para no fumadores.
En los últimos años Praga se ha visto fuertemente influenciada por los jóvenes turistas que llegan desde Europa Occidental; todos atraídos por la animada vida nocturna, el bajo costo de las bebidas alcohólicas y los locales de strip que se sitúan alrededor de la Plaza Wenceslao. Las opiniones sobre esto están divididas: por una parte los jóvenes son un empuje para la economía pero por otra contribuyen a la degradación de la ciudad; de hecho, muchas zonas de Praga se están convirtiendo en áreas indeseables. Además, como se han comenzado a alzar los precios, muchos turistas prefieren dirigirse a otras ciudades de Europa del Este como Bratislava, Bucarest y Riga.