Por el Vltava hasta Vyšehrad
Punto de Inicio: Teatro Nacional; Longitud: 2 km (1.25 millas); Duración: aproximadamente 1 hora (a un paso tranquilo). Punto final: en las fortificaciones de Vyšehrad. De allí puedes volver al centro de la ciudad por la línea roja C del metro.
1. Este paseo se inicia en el exterior del hermoso Teatro Nacional, que fue bautizado en 1881 en honor a la visita del Príncipe heredero Rodolfo de Austria. Después de no mucho tiempo, el teatro fue devorado por el fuego y hubo que someterlo a una completa reconstrucción antes de que pudiera volver a abrir sus puertas. Hoy en día es el lugar ideal para ir y disfrutar de la ópera subtitulada a bajo precio.
2. Camina hacia el sur a lo largo de Masarykovo nábřeží, haz un oportuno desvío hacia la isleta Slovanský Ostrov, donde se encuentra la Sala de Exposiciones Mánes, el espacio de artes visuales que se encuentra junto a una torre de agua del siglo XV. De vuelta en Masarykovo nábřeží, no te podrías perder el siguiente punto de interés. La Casa Danzante – o Fred y Ginger, como al principio se le llamó – es probablemente el edificio contemporáneo más famoso de Praga, estuvo envuelto en una gran controversia cuando se le propuso en 1992 y cuando se le terminó en 1996. Un apóstol defensor de su popularidad, fue sin embargo, el entonces presidente checo, Václav Havel. Sigue a lo largo Rasinovo nábřeží, donde llegarás a Palackého náměstí, una pequeña plaza dedicada al historiador y político Frantisek Palacký.
3. Admira la hilera de edificios de estilo Art Nouveau a tu izquierda, sobre todo el de doble chimenea del Instituto Goethe. Si ahora te apetece una cerveza, lo mejor es ir hacia la rivera donde una gran cantidad de bares flotantes te ayudarán en tu antojo por una Pilsner. Ahora, dirígete hacia el sur pasando por debajo del puente ferroviario de arcos (quizás el punto de interés más subestimado de Praga), entonces, mira a tu izquierda hacia la Villa Cubista de Josef Chochol. Todo lo que necesitas es cruzar hacia el lado izquierdo de Rasinovo nábřeží y embarcarte por esa empinada escalera que serpentea hasta la antigua ciudadela de Vyšehrad. Los músculos de tu pantorrilla no te lo agradecerán, pero si lo harán tus ojos, por las espectaculares vistas durante tu ascenso.